El protagonismo que no está sabiendo jugar Europa

La Unión Europea se difumina y pierde influencia internacional por su falta de actuación y posicionamiento en las revueltas del Norte de África

Si primero fueron los tunecinos los que se sintieron abandonados por sus hermanos de la otra banda del Mediterráneo, ahora el pueblo de Egipto tampoco está recibiendo del viejo continente el respaldo que les gustaría. La Unión Europea (UE), que pasa por ser el mayor conglomerado de estados democráticos del mundo está dejando escapar una oportunidad de oro para erigirse como la gran potencia democrática que debería ser.

Manifestantes en Egipto.

Esto es debido a su debilidad en política exterior. La superministra de exteriores de la UE, Catherine Ashton, se está caracterizando en el último mes por su ineficiencia o directamente su ausencia en el contexto internacional que ha abierto la Revolución de Túnez contra Ben Alí y que ahora continúa en Egipto contra Mubarak. Europa no está respondiendo con una única e inequívoca voz a las revueltas prodemocráticas de sus vecinos del sur del Mediterráneo. Sarkozy, Cameron y Merkel se han limitado a pedir que no se repriman a los manifestantes con violencia, todo esto cuatro días después que se iniciaran las manifestaciones masivas en El Cairo, Suez y Alejandría, y sin dar apoyo a los que piden la democracia para su país.

Una UE con 27 voces en materia exterior es una UE débil, y más cuando ninguna de estas 27 voces habla alto y claro a favor de la democracia, la cual se supone que abanderan. La ausencia de posicionamiento a favor de la revuelta es una apoyo encubierto a la dictadura de Mubarak, como lo fue hace menos de un mes al dictador tunecino Ben Alí, que los europeos no deberíamos consentir por parte de nuestros gobernantes.

 Catherine Ashton, Alto Representante de la Unión 

para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Dejando al lado la falta de ética democrática, la UE también está perdiendo relevancia internacional al demostrar que es incapaz de articular un único mensaje que llegue a todos los rincones del planeta y se muestre como un garante de las libertades y la democracia en el mundo. En momentos como estos son en los que se demuestra la necesidad de una única voz que proyecte al exterior y al resto del mundo que Europa es una potencia mundial y que trabajaremos por la democracia y la libertad. De momento, no estamos sabiendo jugar ese rol.